Yo te enseñé a perdonar y a orar pidiendo todo bien para los que te hieren. Si así lo haces porque así lo sientes, recibirás mucho en desagravio de tus faltas y ellos recibirán también puesto que los ayudas con tus pensamientos llenos de luz y de Amor, a disminuir sus tinieblas, y así con menos, tinieblas, te harán menos daño a ti y a los demás.
Cuando emites una idea llena de Amor, ese pensamiento o sensación de bellas luces y armonías, se expande, se dilata esféricamente a tu alrededor; percutiendo llega a su destino a cumplir su misión bienhechora y repercute más rápidamente en progresión y amplitud multiplicadas llegan nuevamente a ti, que la recibes y colocas en el libro de tu destino espiritual. Pero si en vez de pensamientos llenos de bondad, difundes emanaciones impuras. de luces tenebrosas, el proceso es el mismo, y al recibir multiplicada la negrura de tu idea o intención, queda profunda y negra marca en la albura de las páginas de tu libro espiritual.
Ya con esto, debes entender fácilmente que, en el primer caso, recibes aumentado el bien que deseaste para otros, y en el segundo caso, también recibes aumentado el mal que deseaste para los, demás. Por eso te he dicho que quieras para otros lo que quieras para ti; que no hagas a otros: lo que no quieras para ti. De cierto te digo que más te valdría hacerte un mal a ti mismo que deseárselo a uno de tus hermanos: Por eso también te he dicho que cosecharás todo lo que siembres; es necesario que recuerdes lo que te conste, es necesario que recuerdes que tus cosechas te devuelven la misma especie del grano que sembraste, pero: siempre multiplicado grandemente.
A Mi "Amaos los unos a los otros" le tienes miedo, no lo quieres sentir ni poner en plena acción por temor a que te despedacen y se burlen tus hermanos.
Las teologías son las pseudociencias más innecesarias que existen, ya que jamás como humano, puedes saber nada de Dios, por eso te digo que esos analíticos se pierden aprisionados dentro de su propia paja enmarañada.
Yo te he dicho, que tus necesidades y sufrimientos en este mundo, tú mismo los has creado, no Dios.
A través de los siglos algunos grupos de la humanidad, han hecho de Jesús, el Manifestador del Cristo, un hombre, dios exclusivista y seleccionador de idolatrías, de fanáticos (ver que enorme contradicción del hombre, de anti-Cristo). Lo han convertido en un ídolo pagano y tristemente multiforme que venden y explotan en sus comercios y en sus lucubraciones mentales.
A través de los siglos, algunos grupos humanos han hecho del Espíritu Santo, otro hombre símbolo con los mismos defectos de los otros dos. Así es que allí tienes tres figuras humanas representativas, dicen de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo, a los que han denominado: tres personas distintas y un solo Dios Verdadero, pero como esos grupos humanos no pueden explicar ese mito triforme, agregan encerrándose en su propia ignorancia. "Es el misterio de la Trinidad Sagrada".
En verdad te digo que no hay tal misterio, ni existe tal triángulo santísimo y mucho menos hay ni hubo jamás tres personalidades en forma de hombrecillos pasionales que sean tres dioses que constituyan al Dios verdadero, al Ser Supremo, al Absoluto, a la Primera Esencia. Ya te dije que "Dios no es hombre ni el hombre es a su imagen y semejanza", ni en la forma ni en los atributos. Mas no te asombres, ni critiques, ni te burles de otras creencias.
Yo tengo potestad para remover las llagas del humano, para sanarlas con mi amor, pero ningún hombre en el mundo tiene potestad para menospreciar ni burlarse de las creencias espirituales de los demás.
No hay más que una sola Armonía universal y Sagrada. Una sola Energía Suprema. Una sola, Esencia Creadora, de todas las Grandes Luces, pero, toda esa sublimidad no la puedes definir ni representar porque no la puedes entender ni abarcar con tu mente reducida.
Yo vengo a enseñarte como, aún dentro de los estados de la materia en que te encuentras, puedes también armonizar con el espíritu transformado tu paso por el mundo en bellísimo progreso que te dará aquí en la tierra y más allá cuando, dejes el cuerpo, sorprendentes y gratas sensaciones. ¿Cómo? Imitando a Jesús. ¿Cómo imitar a Jesús? Amando a tus semejantes como a tu propio hijo, como a tu propia madre, como a tu propio hermano. Amándolo todo, bendiciéndolo todo en el nombre de Dios; respetando la vida material de todos los seres y amándolos también con suaves ternuras. He ahí mi párvulo, como puedes ser un pequeño Jesús en la tierra, un discípulo del Cristo aquí, y un espíritu de luz en el más allá que vuelve feliz a los campos que te pertenecen a fin de ocupar su lugar en los sublimes designios de Mi Padre.
Si así lo haces, no volverás a reencarnar en este mundo en el que sufres, porque no estás en tu medio; ascenderás rápidamente y cumplirás con inmensa alegría las altas y delicadas misiones espirituales que te corresponden en el Gran Todo Universal.
Y piensas: ¿Pero ¿Cómo voy a tratar con nobleza y con amor a un microbio maligno que ni siquiera veo, o a una víbora ponzoñosa? Ya te lo he dicho: Bendiciendo con auténtico amor de Dios, con el amor del que Jesús tenía a todo lo visible e invisible, ya que, si tu corazón no irradia amor del Mío, al lanzar tu bendición, nada obtendrás, pero si sientes en tu espíritu al Cristo, ya verás las maravillas que te ocurren.
Así, como responden los animales y los hombres, así responden dentro de sus esferas de acción y de reacción, todos los elementos, todos los reinos, todas las fuerzas, todos los fluidos, todas las cosas.
Por eso te digo que bendigas todo con amor, en el nombre del Creador Universal.
Tú, en las noches: en el día, al apuntar el aura; a todas horas, en todo lugar, siempre que puedas, ten presente a Dios, a tu Maestro Divino y di:
"Mundo mío, yo te bendigo en el nombre de mi muy Amado Padre Universal; yo te mando, todos los pensamientos de paz, de dulzura, de armonía y de fortaleza que ha puesto en mi corazón mi Maestro Amado".
Ora con el alma, bendice con el alma; manda grandezas espirituales y materiales a todo lo que es o existe, con toda tu alma; para ti no pidas nada y ¡Oh Poder Infinito del Amor!: ¡Oh Química Divina que todo lo transformas! Todo vendrá a ti en grande, porque acuérdate, siempre te lo he dicho, recibirás multiplicada la semilla que tú lances en los surcos concéntricos de tus sincronizaciones espirituales.
¿Qué no puedes todavía entender que la fuerza, el poder, la grandeza y la dicha están en la energía impoluta, dominadora y sutil de la excelsa humildad y sencillez del corazón?
Si amas, es imposible que no seas manso, sencillamente majestuoso, sereno, como fue Jesús. Si amas, no necesitas alegorías, ni cultos, ni nada externo, porque llevas en todo tu ser la irradiación de luz interna cuyos destellos te cubren de aureolas bellísimas ante las que se romperán todas las tormentas y tinieblas del mundo.
No maldigas jamás, a nadie ni a nada, párvulo mío, aunque te estén matando, aunque estén sacrificándote.
¿Por qué no haces monumentos de Jesús, levantando con el sólo poder de tu amor, a un hombre putrefacto, a ti por ejemplo? ¿No te avergüenzas de presentarme hecho tu víctima, coronado con espinas, herido y colgado, clavado en ese madero que tú adoras? ¿Por qué no tienes como símbolo de tu justicia y de tu amor a la sociedad, a la guillotina, a la horca, a las cárceles, a tus fusiles, que son otras tantas cruces para tus hermanos? ¿Entonces por qué haces todo esto con Jesús ensangrentado?
Tú ocultas o defiendes tus· faltas, te vistes de simuladas virtudes, pero desnudas al Cristo y a tus hermanos, despedazas y devoras al Nazareno y a tu prójimo.
Tú destrozas cuerpos y te hartas de carnes, pero no te gusta que te destrocen ni que se harten de ti, Con inaudito desdén y petulante arrogancia llamas salvajes y antropófagos a Mis hijos que te come y tú, ¿acaso no haces lo mismo devorando bípedos y cuadrúpedos? ¿Acaso crees Que las raquíticas fuerzas de tus costumbres son grandes poderes que el Cristo no puede tocar y desvanecer?
En verdad te digo que tu cuerpo es más digno: de ser alimento de las aves de rapiña que las carnes de Mis puros animales, en los manjares, en las mesas de tus festines.
Como para tu glotonería, como para tu fagomanía te parecen pocos todos los seres que cruelmente matas para engullir, has inventado el comerte el cuerpo y beberte la sangre de Jesús en apetitosos símbolos que pones en tus copas de oro.
Tú odias, deshonras, te vengas siempre que puedes y maldices, pero no te gusta que te odien, que te deshonren, que se venguen de ti, ni que te maldigan.
No temas ser sembrador del Amor, porque ya no hay cruces, ni hay Caifaces, ni hay Pilatos, ni eres Jesús.
Hay de ti, si sigues dentro de la oscuridad, oscuridad es la rutina, oscuridad es el ritualismo insípido que te cierra el cerebro y aleja tu corazón de las verdaderas grandezas que te regala el amor sentido.
Lo que llamas cándidamente y con humana seriedad: "Ley de causa y efecto", es como todas tus reglas físicas o abstractas de muy reducido alcance, de muy relativa y pequeña certidumbre, es aplicable solamente dentro de los pequeñísimos espacios de los dominios físicos y responde nada más a las palancas de la materialidad, pero es falsa dentro de la armonía, dentro de la alta espiritualidad, es nula dentro de lo ultra material y elevadamente dúctil que aún dentro de la misma tierra existe en concordancia con la Luz del Espíritu Superior.
Te he dicho que no hay más que dos modos de pagar, de restituir, de desviar de volver al equilibrio que te corresponde, a los planos de la serenidad magnífica que tienes que alcanzar: con Amor o con dolor. El Amor es Mi moneda inmutable, el dolor es la tuya mutable.
El amor es la gracia que con toda Mi ternura te otorgo a fin de que borres tus equivocaciones, sus consecuencias y el dolor, es la pena de tu ley inferior cuando no quieras usar esa gracia que Te doy. Restituyes siempre con lo que tú escojas, hijo Mío.
Sólo existe un dador Todopoderoso que lo da todo a cambio de un poco de Amor Divino, ten presente que no da nada por otros caminos ni por otras razones.
Sólo a uno debes glorificar: a Dios en Jesús y Jesús en tus hermanos y en todas las cosas creadas, pero esta glorificación debe ser en tu corazón y con obras perfumadas de dulzura y de bondad, no estampas ni en lugares determinados, porque esos no son Míos son creaciones de los hombres.
Quién glorifica a su hermano, no en lo externo si no espíritu y en verdad, es porque lo ama, quien así lo hace, es porque recuerda y ama a Jesús, es porque ama a Dios, el Gran Desconocido para todos los encarnados.
Llega a Mí, tú solo y solamente con tu espíritu limpio, si llegas así, con tu conciencia pura, elevada radiante de bellas armonías, ello significa que has hecho muy bien, que has dado mucho, que has bendecido a toda la creación, que has amado a los que te atraen y a los que te injurian; que has irradiado amor en todos tus actos y pensamientos, así no llegarás solo a Mí, ya que te rodearán las legiones blancas que has atraído con tus intenciones.
Para saber enseñar y para saber dirigir; todo lo que necesitas es saber amar.
Te repito que todos llegarán a Mí porque no de balde existo, Yo el Perfecto Modelo del Amor de Mi padre, pero entre más tardes en reconocerme y sentirme, oh pobrecito, más llorarás. Empero alégrate porque en tus quejas Me llamarás, pues nadie se perderá en espíritu.
Ya que todavía te gusta orar y pedir, no obstante que te he dicho que hagas con tus intenciones y tus obras la diaria oración del día, ésta debe ser tu oración suprema, para todas las ocasiones:
"Padre Maestro Muy Amado, por favor, sobre mi pequeñez y mi ignorancia, concédeme la gracia de que se refleje en mí tu Voluntad".
Eso es todo, con esto piensa, analiza y comprende que te autorizo a que Me pidas mucho más de lo que puedes esperar por mucho que pueda ser.
Allí tienes la sencilla oración que hablará muy alto por ti y que todo lo pide; te la doy con Mi Amor para que Me la devuelvas, así humilde y pura como delicada florecita brotada de lo más tierno de tu corazón.
El amor no necesita de ritualismos ni de ceremonias ni de vanos nombramientos para brillar. El amor no necesita copiar nada de ninguna vanidad humana, ni tampoco requiere de las previas enseñanzas de sectas o religiones arregladas por los hombres.
Agítate corazón más que el cerebro, porque el corazón es el amo del cerebro. Toma nota médica, amado hijo Mío, toma nota de lo que el Cristo afirma, para que sepas más y te equivoques menos en tus diagnósticos y curaciones.
Mientras más elevado está el hombre, más ama, más sano y más humilde se siente, y más ignorado del mundo quiere ser. Sólo quiere sembrar, pero no cosechar sino en la vida espiritual que presiente y ama.
Ni profetas, ni videntes, ni guías de la religión de Mis hijos los judíos, ni apóstoles de la religión, en verdad romana o de la verdadera luterana; ni columnas de las sinagogas de Israel o de los templetes salomónicos; ni sacerdotisas, ni pitonisas de lugares mitológicos, ni de ningún credo con dioses exclusivos para pequeñas partes de la humanidad; ni rezos, ni grandes sacerdotes; ni inciensos, ni ofrendas, ni sacrificios; nada absolutamente nada de eso Mis amados, nada de esa hojarasca necesitas para amarse los unos a los otros. Todo eso es ignorancia de ignorancias, humos y humores externos y nocivos. Todo eso sobra. Todo eso complica y opaca la nitidez del amor excelso que Jesús te trajo. Por eso y otras cosas que dichas están y otras más que te diré después, te has extraviado, Mi pequeño.
Yo no vengo a dar gloria a las carnes, arcilla es eso. Yo Soy el Modelador del espíritu, no del barro. Yo Soy el Escultor del alma; a ti te toca cincelar la costra.
Sé serio, sé natural, sé bueno, apacible, sé majestuoso, sé complaciente, armónico, sereno; en una palabra: sé amoroso con excelsitud. Siéntete pequeño y Yo te haré grande. Bendice todo en todo lugar y a todas horas.
Algunas de tus antiguas escrituras te hablan de anticristo, el hombre diabólico, dicen que perseguirá implacablemente a un grupo de Mis hijos a los religiosos católicos romanos, en los comienzos del fin del mundo. Esas mismas escrituras, hechas y rehechas de acuerdo con la conveniencia egoísta de personas y de épocas, te hablan de un turbulento e incomprensible fin del mundo que simbólica y originalmente escribió, dicen, Mi discípulo Juan. Otras viejas escrituras hechas y rehechas también para servir a otras sectas religiosas, fueron y continúan siendo escritas por todos los humanos de todas las doctrinas, he ahí, que tienes grandes colecciones de videncias, de profecías, de tradiciones, de mitos y leyendas y simbolismos con interpretaciones de hombres más o menos inspirados en pequeñas verdades, o bien obsesos, y como siempre, como por siglos y más siglos ha sucedido, por la única razón de que tienes seco el corazón de amor, no has podido distinguir la verdad de la mentira, te has confundido, lo has cambiado todo y ya no sabrás quién dice la verdad, ya no ves quién tiene la razón.
Humanidad: en espíritu y en realidad te digo que no existe ni ha existido, ni existirá jamás ese anti-Cristo. Humanidad: en espíritu y de cierto te digo, que no vendrá ese fin horripilante del mundo, ni tampoco vendrán los numerosos hombres que se autonombran Cristo.
El anti-Cristo eres tú que no amas, porque no te gusta el Amor de Dios, sino tus pequeños amores que tienen sabor de sangre y olores de putrefacción.
Cristo es, recuérdalo, te lo he definido ya claramente, el Cristo es el Amor de Dios, luego quién es contrario al Amor de Dios, es anti-Cristo, lógica tuya humanidad. El mundo está lleno de anti-Cristo.